Define su título oficial como "Directora Creativa de su Vida",…
¿Alguna vez te has puesto a pensar lo increíble que es que abramos el grifo y tengamos agua? Yo sí. Muchas veces me quedo anonadada mirando el chorro de agua mientras se llena mi vaso y siempre, siempre, doy las gracias al agua que me voy a beber. Puede parecer excéntrico, pero, ¿sabías que, según las Naciones Unidas, hay unas 2,2 billones de personas en el mundo que no tienen acceso a agua corriente? Ni hablemos de agua potable. Y es por ello que cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, para crear conciencia sobre la importancia de este líquido, sobre la crisis mundial del agua y sobre cómo abordar el problema. Por ello, y teniendo en cuenta que en España el 98% de las personas tenemos acceso a agua corriente, no se entiende que sólo en nuestro país se consumen unas 3.500 millones de botellas de agua de plástico al año. Hmmm…. algo aquí, no cuadra, ¿verdad?
Si el agua que tenemos es potable… ¿Por qué hacemos este consumo masivo de botellas de agua de plástico? ¿Por qué no la aprovechamos más? Si te hiciera la pregunta directamente, quizás tu respuesta se parecería algo a una de estas:
- El agua del grifo sabe mal.
- Me han dicho que el agua es muy dura y eso es malo para la salud.
- Beber un agua dura provoca piedras en el riñón.
- El agua de botella es de mucho mejor calidad que la del grifo.
- Me gusta más el sabor del agua de botella.
Todas estas razones, aunque de alguna manera comprensibles, ¿están sustentadas en realidad o en mitos? Yo soy muy fan de cuestionar todo y de hacer muchas preguntas. Porque para mí, una de las claves para vivir de una manera más sana y ecológica es plantearme la manera que tengo de hacer cosas cotidianas. Solo porque algo se ha hecho de una manera durante un tiempo prolongado, no significa que sea la mejor forma. El objetivo de este artículo no es convencerte de nada. El objetivo es ayudarte a reflexionar y aprender para así poder tomar mejores decisiones el día de mañana. Porque definitivamente, comprar agua embotellada cuando te sale directamente del grifo, es, además de inmoral teniendo en cuenta la suerte que tenemos, bastante absurdo. Y te voy a contar por qué.
1. Toneladas de plástico número 1 (PET)
El material del cual están fabricadas las botellas de agua es plástico, evidentemente. Pero, específicamente se usa el plástico número 1, también llamado PET. El plástico número 1 tiene una particularidad importante y es que por el proceso de fabricación que sigue es un material muy inestable. Esto quiere decir que a medida que pasa el tiempo, el material se va deteriorando porque no está fabricado para mantenerse intacto un tiempo prolongado. Es un plástico fabricado para usar y tirar. De hecho, cuando este material está expuesto a altas temperaturas o directamente a los rayos del Sol, desprende compuestos que a día de hoy se sabe que son altamente tóxicos. Estas sustancias, entre ellas el Bisfenolo-A (BPAs) y ftalatos, son disruptores endocrinos; es decir, alteran la manera en la que las hormonas funcionan en nuestro cuerpo. Esto puede causar enfermedades muy graves como distintos tipos de cáncer, infertilidad y otros problemas metabólicos.
Consejo
Nunca reutilices botellas de agua de plástico. Es literalmente beber cáncer. Invierte en una botella reutilizable de buena calidad. Te recomiendo que busques una acero inoxidable, vidrio o bambú.
Si esto no fuese suficiente, un estudio hecho por la Universidad Estatal de Nueva York concluyó que el 93% del agua embotellada contiene microplásticos. Si beber un líquido que ha estado sólo en contacto con el plástico puede ser peligroso, imagínate lo peligroso que puede ser ingerir plástico directamente. Lo peor de todo esto es que no se sabe todavía los efectos que puede tener ingerir plástico a largo plazo. Somos la primera generación que lo está haciendo y solo el tiempo desvelará sus efectos.
2. Las botellas de plástico son ataúdes de agua
¿Alguna vez has visto un animal beber de un charco estancado? No, ¿verdad? La naturaleza es muy sabia y los animales saben que un agua estancada es un agua muerta, básicamente un caldo de cultivo. El agua viva es aquella que está en movimiento, y por eso los animales siempre prefieren beber de un agua corriente. Piénsalo, el agua de una botella, ¿cuánto tiempo lleva ahí metida? ¿hace cuánto la embotellaron? Escuché una frase hace tiempo que me pareció muy reveladora: “Las botellas no son otra cosa que ataúdes de agua.”
3. Inundados de plástico
Creo que a día de hoy todos somos conscientes del gran problema que supone el plástico a nivel ambiental. Hay que estar bastante ciego para no ver la cantidad de plástico que se encuentran en las playas, los bosques, mares y ríos. Este consumo masivo de plástico, incluyendo botellas de agua, está afectando gravemente a toda la fauna y flora tanto terrestre como marina. Estos animales están forzados a lidiar con un material que ellos no entienden y no son capaces de gestionarlo. Y puedes estar pensando: “¡pero yo tiro las botellas al contenedor amarillo para que se reciclen!” Eso está muy bien, pero se sabe que a nivel mundial se recicla más o menos un 9% del plástico que producimos y, en España, ya vimos en el informe de Greenpeace que el reciclaje de plástico y envases no es nuestro fuerte. Reducir siempre va a ser mejor que reciclar.
4. La huella de carbono
Más allá del efecto físico que está teniendo las toneladas de residuos plásticos en la naturaleza (trágico, a mi parecer), ¿cuál es el efecto invisible de embotellar agua y distribuirla a nivel nacional o internacional? Piénsalo. La botella se tiene que fabricar, con toda la energía y recursos que eso conlleva para el planeta. Luego, el agua se embotella, y de ahí se tiene que transportar a un centro logístico para enviarlo a un punto de venta. Luego, llegas tú, la compras, la metes en el coche y la llevas hasta tu casa para bebértela. Es un poco absurdo cuando lo analizas, ¿no? Especialmente si recuerdas que tienes agua corriente que sale de tu grifo, y ya la estás pagando.
5. Coste económico
El coste ambiental o para la salud es importante. ¿Pero has pensado en el impacto que está teniendo en tu economía comprar agua embotellada? Si investigas te darás cuenta que, el agua en sí, especialmente en España, es un bien extremadamente barato. Con lo cual, realmente el gran negocio de las empresas que venden agua embotellada, no es el agua, sino el envase en el que viene. Si compras una botella de 1,5 litros por 0,50€ te aseguro que lo más barato de esa ecuación es el líquido de su interior. ¿Cuánto cuesta 1,5 litros de agua del grifo? Es tan poco, que cuando calculamos cuánto cuesta el agua de una casa hablamos precio por metro cúbico. Estás pagando es por la fabricación de ese envase de plástico, por las máquinas que embotellan el agua, por el transporte y por la marca. Y te está saliendo muy caro.
La solución: el agua del grifo
Para evitar todo este sinsentido, la solución es tan simple como, ya que tenemos esta suerte, beber el agua que sale del grifo. Sé que para mucha gente beber agua del grifo es algo inconcebible. Hay muchas zonas en España donde el agua del grifo, más allá de que sea potable o no, no tiene un buen sabor. Pero también me he dado cuenta que existe mucha confusión acerca de este tema.
La mayoría de la gente te diría que la razón por la que el agua de Valencia (por ejemplo) no se bebe es porque el agua es muy dura. Y eso es lo que hace que sea de mala calidad y/o no se pueda beber. Y este es el mito más grande a desmontar. La cal no es mala para la salud. Beber un agua dura (con mucha cal) NO te va a provocar piedras en el riñón.
La cal puede deteriorar los electrodomésticos de manera prematura y deja manchas en los vasos y mamparas, sí. Pero tú no eres un electrodoméstico. El agua que necesitas tú y una lavadora no tiene que tener las mismas características. Eres una persona, y necesitas agua mineral (la cal es calcio, un mineral esencial). Y si tu agua tiene mal sabor, seguramente no sea por la dureza, sino por el cloro que se utiliza para desinfectar el agua en las depuradoras.
El agua del grifo es, verdaderamente, un tema a parte del que podría escribir otro artículo igual de largo. Lo único que te puedo decir es que investigues. No dejes tu salud en manos de otros. Sé curiosa. Pregunta. Cuestiona. El agua del grifo es una bendición, y tenemos que estar agradecidos, pero la única manera real de saber si el agua del grifo es o no buena es analizandola.
Si tu agua no tiene un buen sabor, no te gusta o crees que puede tener contaminantes de cualquier tipo, toma la responsabilidad de tu propia salud y busca respuestas. Las depuradoras municipales están obligadas por ley a analizar el agua periódicamente y a compartir esa información de manera pública. Infórmate de qué empresa te sirve el agua y mira en su web o llámales para que te faciliten la información. Recuerda, están obligados por ley a enviártela.
Si no te quedas tranquila con esa información, puedes analizar el agua tu misma llevando una muestra a un laboratorio o la farmacia. Si no sabes leer los resultados, estoy a tu disposición para ayudarte a entenderlos aquí info@aguasinplastico.com.
Si tras hacer tu investigación, o porque ya sabes que no estás a gusto con el sabor de tu agua, quieres convertir tu agua del grifo en agua más sana o con mejor sabor, existen soluciones para conseguirlo. Aquí también toca hacer los deberes para entender qué hace cada solución y cómo puede ayudarte a solucionar tu problema en concreto. De nuevo, ofrezco mi ayuda de manera totalmente gratuita para ayudarte a encontrar lo que mejor se adapte a ti.
Espero que, cómo mínimo, este artículo te haya hecho reflexionar. Luego,espero que hayas aprendido algo nuevo. Y cómo último deseo que a partir de ahora dés gracias cuando abras el grifo y salga un chorro de agua.
Define su título oficial como "Directora Creativa de su Vida", y es la fundadora de Agua Sin Plástico y la host del podcast "La Ecologista Imperfecta". Inconformista, soñadora y eternamente positiva, busca desmontar la idea del "todo o nada", inspirando a que todos tomemos esas pequeñas decisiones para ser un poco más ecológicos cada día, de manera totalmente imperfecta.