¿Será verdad lo que dice esta marca de que vela por los derechos de sus trabajadoras o es solo fachada? ¿Será cierto que esta empresa promueve lo orgánico o sólo ha ‘comprado’ un sello para quedar bien? Estas son algunas de las típicas preguntas que los consumidores que queremos hacerlo “bien” nos planteamos ante una compra y que a menudo no sabemos cómo responder. Pero, ¿por qué dudamos? Porque, claramente, el mundo de la sostenibilidad y el consumo responsable ha habido (y por desgracia todavía hay) mucho greenwashing y marketing social sin nada más detrás.
Para ayudarte a diferenciar el grano de la paja, hoy te traemos unos puntos que, sin ser una fórmula mágica, te ayudarán a tomar decisiones en pro a una compra más responsable y ética. Sobre todo cuando te acerques a empresas de tamaño medio y grande.
1. Contenido claro y profundo
Quizás la primera recomendación para saber si una empresa va acorde con nuestros valores es consultar su web y mirar qué cuenta acerca de ello. Pero ¡ojo!, no te contentes con un apartado específico dedicado a la sostenibilidad con un manifesto y cuatro fotos. Es importante que detrás de ese link haya información clara pero también profunda sobre cada uno de los temas que trata.
2. Objetivos e indicadores
Para empresas pequeñas y medianas, tener información clara y profunda es ya de por sí un buen indicador. Pero alerta con las empresas más grandes. Y es que desde hace dos años es obligatorio por ley (Ley 11/2018) para las empresas de más de 500 trabajadores (y el año que viene lo será para las de más de 250) publicar un informe no financiero (o memoria de sostenibilidad) que debe rendir cuentas de lo que se ha hecho y lo que no entorno a temas sociales y ambientales. Estos informes, que están siendo un reto para estas empresas, están formados por páginas y páginas de datos que albergan información muy interesante pero que si no se sabe leer puede parece mucho más de lo que es. La única manera de detectar avances reales es que la empresa en cuestión se marque objetivos y nos indique, con indicadores claros, año tras año, en qué momento está. Un buen baremo en este sentido son los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) que las Naciones Unidas ha planteado que alcancemos conjuntamente el año 2030 y que permiten marcar metas concretas.
3. Comunicación directa
Si tienes dudas acerca de la información que te da una marca (en su web, informe no financiero, folletos, anuncios, puntos de venta, etiquetas o donde sea), pregunta. Y si la respuesta no te queda clara, vuelve a preguntar. Las marcas que no tienen nada que esconder serán capaces de aclarar tus dudas de manera clara y concisa para que las entiendas. Si no son capaces, o bien ocultan algo o, lo que en realidad pasa en la mayoría de los casos, es que no se sienten 100% cómodas en lo que están haciendo y no saben comunicártelo. Y en realidad eso es una lástima porque cuando hablamos de Responsabilidad Social Corporativa, todo, si sabe explicarse bien, está bien, pero se tiene que saber contar. Si te encuentras con un caso como éste, diles que se pongan en contacto con nosotras, que las ayudaremos ; -)
4. Prácticas responsables en la forma y el fondo
Otro elemento que nos dará muchas pistas es observar si todo aquello que comunican respecto a su responsabilidad social hace referencia principalmente a prácticas externas (colaboración con ONGs, materias primas ecológicas, packaging reciclable, etc.). Si dicen poco o nada de sus políticas de recursos humanos (facilidades para conciliar, respeto a la diversidad, beneficios sociales), la relación con sus proveedores o sus datos fiscales, quizás sí que huele un poco a marketing sin contenido o a “buenas prácticas para quedar bien”.
5. No pretenden ser perfectas
Vale, sí, puede haber marcas y personas perfectas, pero no es lo habitual. Por ello un elemento interesante para confiar en una empresa es ver su capacidad de reconocer errores y contar qué va a hacer para solucionarlos. O, sencillamente, su valentía para –como te avanzábamos en el punto 2- ponerse metas concretas y contarnos dónde se encuentra en este momento, por qué y cómo piensa avanzar.
6. Voluntad real de hacerlo bien
Muy ligado con el punto anterior está la voluntad de la empresa para avanzar hacia un modelo más sostenible a nivel social, ambiental y económico. En este sentido nos gusta mucho la filosofía de las empresas BCorp que, lejos de ser perfectas, sí que se comprometen, mediante modificación de sus estatutos, a no sólo hacer lo mejor para sus accionistas si no a actuar siempre teniendo en cuenta a todos sus grupos de interés (clientes, proveedores, sociedad, etc). Y eso, ya es un gran paso.
7. Propensión al trabajo en red con todo tipo de públicos
“Si quieres ir rápido camina solo, si quieres llegar lejos ve acompañado”. No sabemos la autoría de la frase, pero es una gran verdad aplicable a muchos ámbitos, y también al de la responsabilidad social empresarial. Y es que ofrecen mucha más confianza aquellas organizaciones que avanzan relacionándose con federaciones, asociaciones, colegios profesionales, universidades, grupos informales, etc., que aquellas que pretenden hacerlo todo solas. Quizás irán más rápido, pero el riesgo de dejarse cosas (e intereses) por el camino, es demasiado grande.
8. Recursos dedicados
Finalmente, y sobre todo para las empresas de mayor tamaño, es interesante ver que se dedican recursos y esfuerzos a estos temas y que no sólo se intenta salir del paso si no que la apuesta de la casa es firme en este sentido.
¿Qué te parecen estas consideraciones? ¿Crees que te pueden servir a la hora de escoger un producto? ¿Se te ocurren otras? Cuéntanoslas y las incorporamos.