Hace unos años Meik Wiking, el director del Instituto Internacional de Estudios sobre la Felicidad, nos descubría el secreto de por qué los habitantes de los países nórdicos, con los daneses a la cabeza, eran las personas más felices del mundo año tras año según el World Happiness Report, un informe súper interesante de leer en el que se estudia la felicidad de los países y qué la determina.
Y, si lo recordáis, para contárnoslo, Wiking nos compartía un concepto: el término danés Hygge, que pese a no tener traducción quiere decir algo así como “la felicidad de las pequeñas cosas”. Incluso escribió un libro –totalmente delicioso y recomendable- en el que nos intentaba explicar dicho concepto.
Hygge es, de manera llana, experimentar pequeños placeres que nos hagan sentir bien. Y normalmente, aunque no de manera exclusiva, son placeres inherentes a nuestro hogar, que se viven en solitario o junto a un círculo muy reducido de personas, y que suelen asociarse al invierno. Por ello hoy nos hemos animado a recordar este concepto porque este invierno, en el que parece que deberemos seguir practicando el distanciamiento social, parece perfecto para experimentar este modus vivendi y así aprovechar los últimos meses de la pandemia para incorporar a nuestra vida esta práctica que seguro nos hará bien el resto de nuestra vida.
¿Cómo aprovechar un invierno de distanciamiento social para practicar el hygge? Aquí nuestras propuestas. ¿Cuántas de ellas ya practicas?
1. Tu casa, tu refugio
Este invierno seguro pasaremos muchas horas en casa, probablemente más que ningún otro. Para sentirte a gusto en ella es imprescindible que la cuides y la mimes. Acostúmbrate a mantenerla limpia, despejada y sólo con aquellas cosas que realmente necesitas y te aportan. Aquí el método de Marie Kondo nos funciona súper bien. ¿te reservas un fin de semana para poner la casa a punto?
2. Incorpora elementos que aporten calidez
Aprovecha la limpieza que hagas en casa para renovar algunos elementos siempre buscando calidez. Si no quieres complicarte mucho la vida te proponemos rodearte de madera natural (si tienes que comprar algún mueble te animamos a echarle un vistazo al catálogo de Muebles Lufe, el slowIkea de Euskadi) y dar confort a alguna de las paredes del salón. Nosotras nos hemos quedado prendadas del papel pintado de la firma estadounidense Hygge&West, realizado de manera artesanal en los mismos states. Naturalmente, para dar calidez lo ideal sería coronar el ambiente con una chimenea, pero si no eres de las afortunadas, apúntate a las velas de fragancias cálidas como la canela (échales un vistazo a estas velas ecológicas de Greennatural). O, mejor, hazlas tú misma (ver punto 11).
Hygee es ser capaz de saborear la felicidad de las pequeñas cosas.
3. Disfruta de la soledad de primera hora
Para asegurarte de que tu día va a ser hygge, tienes que empezarlo con buen pie. Te recomendamos que te levantes la primera y aproveches el silencio para hacer algo de ejercicio suave y dedicar unos minutos al mindfullness. Solo tienes que cerrar los ojos un rato e intentar que los pensamientos fluyan, sin más. Si te atascas en alguna preocupación un buen truco es intentar reseguir todo tu cuerpo con la mente. Si piensas en ello no pensarás en otra cosa. También puedes aprovechar este ratito de soledad para aportar confort a la casa: crear ambiente con una luz tenue, encender una vela aromática, poner la cafetera o la tetera en el fuego, preparar la mesa para el desayuno… Seguro que los que se levantan más tarde te lo agradecerán. Les estarás facilitando que su día también sea hygge.
4. Dedícate ratitos del día a mimarte
Además de este momento matutino, lo ideal sería que cada día tuvieras un rato para cuidarte (una bañera, un masaje…). Si no puede ser, al menos convierte las rutinas diarias en momentos placenteros. Por ejemplo, cuando te laves la cabeza masajéate el pelo unos instantes, que a veces nos lo lavamos que parece que nos lo queramos arrancar. O si te aplicas crema, hazlo con suavidad y no como si te estuvieras peleando contigo misma, que nos conocemos. ¿Has oído hablar de la firma inglesa Lush? Cada invierno sacan línea de productos con fragancias muy hygge que ayudarán a cuidar tu piel y también la del planeta. Prueba y ya nos dirás.
5. Viste ropa confortable
Para experimentar bienestar en casa es imprescindible vestir de manera cómoda. Para ello será importante llevar ropa ancha, hecha con tejidos naturales (si pueden ser ecológicos mejor que mejor), y que te sienta bien, porque verse bien, no nos engañemos, siempre nos hace estar mejor. Nuestra apuesta para estos días quizás sería un chándal de algodón orgánico y color neutro de Pangaia acompañado de unos calcetines de algodón orgánico de The Arctic Bay o de lana de Un peu sauvage.
6.Incorpora los tejidos naturales también en tu hogar
A parte de las prendas que tu vistas, intenta que tus cojines, mantas y ropa de cama también estén confeccionadas con tejidos naturales. Y es que no hay nada más hygge que acurrucarse en el sofá con una manta confortable y un chai latte, ¿no crees?
7. Acompáñate de música que te aporte bienestar
Aunque seguramente lo ideal es el silencio absoluto, si no puedes conseguirlo déjate acompañar de música relajada. En Spotify seguro hay una playlist acorde a tus gustos. Y si no sabes cuál escoger, ¿qué tal empezar por esta que se llama Hygge?
8. Usa luz cálida y tenue
Asegúrate que, además de bajo consumo, tus bombillas son de luz cálida e iluminan por zonas y no de manera general. Y, por supuesto, olvídate de los fluorescentes.
9. Rodéate de aromas naturales
Está demostrado que la aromaterapia es clave para cambiar el estado de ánimo. Te proponemos que este invierno llenes tu casa de aromas hygge totalmente naturales: tés especiados, canela, bizcochos en el horno, cafeteras en marcha. Y olvídate –por favor- de los ambientadores artificiales y forzados.
Conseguirás un entorno hygge rodeándote de elementos naturales: olores, materiales, tejidos…
10. Disfruta de una mesa cuidada y compartida
Un momento hygge por excelencia es cuando nos sentamos alrededor de la mesa con nuestros seres queridos para comer. Eso sí, para que estos encuentros funcionen deben ser en petit comité (ideal en época de pandemias) y rodeados de alimentos deliciosos pero sanos e, imprescindible, bien presentados. Respecto a este último punto te proponemos que aunque vayas a comer sola, pongas la mesa bonita. Verás como la comida sienta mucho mejor.
11. Cambia las pantallas por actividades hygge
Finalmente, para experimentar momentos hygge debemos aprender a dosificar las pantallas y encontrar momentos (cuantos más mejor) para alejarnos de ellas. En su lugar te proponemos disfrutar de una buena lectura, compartir juegos de mesa, hojear un álbum de fotos en papel o aficionarte a algún hobby que puedas practicar en casa. Para potenciar el momento hygge te proponemos actividades como la repostería, hacer velas, pintar mandalas, tejer o practicar yoga.
¿Cómo lo ves? ¿Difícil? En realidad, para nada. Y es que si quieres que el hygge se convierta en tu actitud ante la vida sólo tienes que aprender a disfrutar de las cosas sencillas que te da tu hogar. Además, si lo haces, descubrirás que poco a poco gastas menos, tienes hábitos más sostenibles y tu cuerpo y tu mente se sienten mejor. Te lo prometemos.